Entre los 4 y 5 años, los niños van adquiriendo un mayor control de la motricidad fina, sus trazos son cada vez más precisos y empiezan a representar e imitar todo aquello que les rodea, el dibujo es una fuente de expresión donde se siente relajado y donde puede manifestar gran cantidad de sentimientos, emociones y experiencias vividas.
El color, las formas, el tamaño son aspectos muy significativos que van dando un gran valor a todas sus realizaciones. No sólo podemos ver los cambios madurativos, sino también la forma particular en que el niño ve y vive su mundo. El dibujo es la representación de su universo subjetivo.
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